¿Para qué potenciar las habilidades intrapersonales y sociales?
Para promover personas y comunidades más felices y prósperas.
Las relaciones sociales positivas son una de las mayores fuentes de autoestima y bienestar personal del ser humano. Nuestras conductas son el reflejo de constantes elecciones que realizamos de manera consciente e inconsciente. Al trabajar con estas habilidades, desplazamos nuestras elecciones inconscientes a la zona consciente, es decir, valoramos nuestras experiencias y las utilizamos para desenvolvernos y crear relaciones constructivas.
¿Por qué aplicar métodos no formales para educar a nuestros niños?
Cualquier habilidad se puede aprender y fortalecer durante toda la vida. Las habilidades intrapersonales y las habilidades sociales son capacidades de actuación aprendidas que manifestamos cotidianamente. La niñez es un periodo fundamental para modelar comportamientos sanos de forma eficaz, ya que las niñas y niños establecen sus primeros contactos y referentes.
A través de disciplinas extraprogramáticas, con metodologías no formales y en un ambiente distendido buscamos generar un entorno lúdico de aprendizaje y crecimiento personal. Las experiencias y emociones agradables y significativas amplían la concentración, favoreciendo que las personas presten atención a más cosas y aumentando la probabilidad de relacionar elementos diferentes.
¿Cuál es tu visión respecto a la sociedad?
¿Te has preguntado cómo son nuestros resultados como sociedad y como individuos? Entendemos como resultados la forma en que vivimos, por ejemplo:
- ¿Cómo percibo mi realidad?
- ¿Estoy accionando yo, de forma consciente, las cosas que me ocurren?
- ¿Cómo respondo ante imprevistos?
- ¿Cómo me siento la mayor parte del tiempo? ¿Soy consciente de esto?
- ¿Cómo me conecto con mi entorno natural? ¿Conozco el valor de la naturaleza? ¿Lo respeto?
Creemos que el sistema de educación tradicional necesita complementarse con temas como el autoconocimiento, regulación de emociones y construcción de relaciones sociales sanas para poder promover nuestra realización como personas.
Nuestro desafío
Como fundación, generamos espacios y oportunidades para que niñas, niños y jóvenes que viven en comunidades vulnerables también puedan potenciar sus habilidades intra e interpersonales a través de métodos de aprendizaje no formales.
¿Qué desafíos enfrentamos como seres sociales?
Parálisis por ansiedad, ¿conoces a alguien que sufra de ansiedad y esto lo bloquee para dar lo mejor de sí en algo? ¿Recuerdas situaciones en las que hayas podido reconocer o comunicar lo que sentías? Detrás de esto podemos tener creencias que nos limitan de forma inconsciente y se interponen en el camino a nuestros objetivos.
Explorar y redefinir nuestra identidad, la formas cómo nos vemos, los valores que conducen nuestra vida pueden ser de gran ayuda para avanzar hacia nuestra metas y deseos.
¿Has experimentado reacciones impulsivas o agresivas? A veces les puede seguir el arrepentimiento.
Un cambio de actitud requiere tomar consciencia de nuestra realidad, reconocer y aceptar nuestros comportamientos (en este caso perjudiciales) para transformar nuestras reacciones en respuestas que sean elecciones libres y conscientes. Cambiar es un camino en sí mismo, en el que primero decidimos cambiar nuestra situación. Luego sigue observar nuestras reacciones, elegir nuestro comportamiento sano deseado y practicar adecuar nuestras conductas (repetir y entrenar) hasta que se transformará en un hábito y la respuesta será espontánea.
¿Qué podemos hacer para abordar relaciones conflictivas, caracterizadas por falta de tolerancia y respeto e interacciones dañinas y violentas?
Escucharnos mutuamente, darnos el tiempo de escuchar opiniones distintas y los motivos detrás de ellas nos permite expandir nuestro punto de vista y entender que no necesitamos convencer a todos siempre para que piensen como nosotros, ya que podemos tener paz al reconocer nuestra propia verdad y ser coherentes con ella en nuestro día a día. ¿Para qué? Como sociedad, al escucharnos, podemos establecer objetivos que integren las visiones comunes para promover interacciones satisfactorias y gratificantes.
Crecer como individuos y como sociedad requiere dedicación: tiempo, tomar consciencia, atención y constancia. Este es el espacio que creamos, y desde el que contribuimos, con nuestros programas y la guía de nuestros monitores.
Algunos beneficios de prestar atención a nuestras emociones y entrenar nuestras habilidades para la vida son tener la capacidad de:
- Reconocer, nombrar las emociones propias.
- Expresar sentimientos, ideas, deseos, opiniones, críticas y derechos de forma efectiva, clara, directa, no impositiva y adecuada al contexto en que me encuentro.
- Reconocer y buscar alternativas a actitudes propias que me resultan contraproducente; generar coherencia en el pensar – sentir – actuar.
- Reconocer emociones en el otro, ser empático con su situación, respetar y aceptar conductas de los demás.
- Actuar en favor a la resolución inmediata de conflictos o minimización de la posibilidad de futuros problemas.
- Establecer objetivos grupales y colaborar en equipo para su consecución.
¿Cómo entendemos nuestra interacción, como seres humanos, con otras formas de vida?
A veces con la rutina y el ritmo acelerado en que vivimos pasamos por alto nuestra esencia natural como seres vivos. Te invitamos a cuestionar qué tan conectados o desconectados crees que estamos con nuestra propia naturaleza. ¿Conoces los beneficios de estar en contacto con la naturaleza?, ¿Eres consciente de cómo los experimentas en tu vida? ¿Con qué frecuencia visitas espacios naturales? ¿te gusta tener plantas en tu hogar? ¿te has planteado alguna vez tener tu propio huerto?
Con el avance de las tecnologías han ido cambiando nuestras necesidades primordiales y junto con ellas nuestras actividades cotidianas. Hemos reducido nuestra presencia en espacios abiertos. ¿Cuándo fue la última vez que pisaste el pasto descalzo?, ¿con qué frecuencia lo haces?, ¿sabías que la electricidad y magnetismo de la tierra tiene propiedades terapéuticas en nuestro cuerpo?[1]. ¿Has observado cómo te sientes durante y luego de estar en contacto con la naturaleza? Por ejemplo, ¿cómo te sientes luego de un día de playa, de campo, o una caminata por cerros? Estudios sugieren que grupos de personas que tienen mayor contacto con la naturaleza presentan en menor proporción síntomas de ansiedad y de depresión[2].
El contacto con la naturaleza afecta positivamente al bienestar, la satisfacción con la vida y contribuyen a reforzar el sistema inmunológico.
¿Para qué contribuir al cuidado de nuestro planeta?
Cuidar el planeta nos permite poner en práctica valores como la gratitud y el respeto por el entorno que nos sostiene. Es reconocernos como parte de un sistema más grande, que abarca comunidades humanas como una de las tantas formas de vida que lo habitan. Nos lleva a buscar formas de contribuir desde nuestra posición y puede llegar a ser una forma potenciadora de experimentar el amor en diferentes dimensiones. Es una forma de reconocer y valorar las necesidades de otros, de aceptar y honrar la diversidad, es una filosofía o estilo de vida que naturalmente experimentaremos también en nuestras relaciones cotidianas, familiares o laborales, por ejemplo.
Podemos optar por cuidar al planeta también como una forma de resguardar nuestra propia salud. Un ecosistema enfermo puede afectar a las comunidades que lo componen, por lo que es vital promover el equilibrio entre las distintas formas de vida. En extremo, podemos hacerlo como una necesidad de supervivencia, es decir, necesitamos de las otras especies para vivir y el desequilibrio prolongado puede incluso suponer una amenaza para la vida humana.
Las condiciones en que mantenemos a la Tierra es también la herencia que dejamos a futuras generaciones. La empatía también puede ser un factor de motivación.
Una vez que conocemos las leyes de la naturaleza y el impacto de nuestras acciones podemos evaluar desde nuestro propio criterio en qué medida estas acciones valen la pena. Se trata de tomar decisiones de forma consciente.
¿Cómo podemos comenzar a contribuir desde ya?
¿Sabes cuál es el origen de lo que compras?, ¿Qué materia prima se utilizó para fabricar lo que adquieres?, ¿Quién lo fabricó y en qué condiciones?, ¿Qué consecuencias tiene el proceso de producción en el medio ambiente? Y ¿De qué otras formas, en armonía con la naturaleza, podemos satisfacer nuestras necesidades? Con el desarrollo urbano, el ser humano se ha desconectado de los procesos naturales. Hoy viene todo resuelto y de simple acceso y como consecuencia poco nos cuestionamos respecto al proceso e implicancias de lo que adquirimos.
Informarnos y ser conscientes de los procesos de producción de los productos y servicios que consumimos nos permite decidir de forma responsable sobre lo que adquirimos. Por ejemplo, decidir con qué alimentos quiero nutrirme, preferir marcas que se preocupan por preservar la naturaleza, rechazar lo que no necesitamos, reciclar, reducir los desperdicios que generamos, reducir el uso de luz o agua, entre otros. Se trata de dar un sentido a nuestros nuevos comportamientos y hábitos.
Nuestra propuesta
En concreto, hoy desarrollamos 4 programas cada uno relacionado con una disciplina: circo, escalada y cocina; que apuntan a despertar la curiosidad de los niños y guiarlos a experimentar formas diferentes de descubrir sus capacidades, desafiar sus límites y cultivar relaciones.
Fundamentos de nuestros programas
En los todos los programas trabajamos de forma transversal en 3 niveles de la personalidad:
- Comportamiento: qué hago y qué no, cómo me expreso.
- Cognitivo: cómo me hablo, qué pienso de mí y de los demás ¿me potencia o limita?, valores que me identifican.
- Corporal: cómo experimento las emociones en mi cuerpo y cómo impactan mi salud (fisiológico).
¿Por qué? Interactuamos con nuestras emociones en estos 3 niveles y la forma en que lo hacemos se ve reflejada en nuestra forma de afrontar la vida. Estudios indican que la capacidad de conocer nuestras emociones y regularlas para desenvolvernos de forma sana y la capacidad de reconocer las emociones de otros y conducir situaciones hacia condiciones beneficiosas para ambos (inteligencia emocional), es un proceso que se mueve en estas 3 áreas.
Con nuestros programas buscamos modelar actitudes sanas y también constituir una base de autoconocimiento y consciencia para que cada niño, niña y joven sea capaz de conducir su vida desde el amor consigo mismo, con los demás y con el lugar que habitamos desde la conexión y respeto hacia la naturaleza y reconociendo nuestra condición de seres vivos que convivimos en este planeta con diversidad de formas de vidas, todas dignas de ser valoradas.
¡Todos tenemos la posibilidad!
Reflexionar sobre nuestras experiencias, identificar nuestras brechas, y encontrar modelos a seguir, tanto en nuestras propias conductas como en las de otros, son formas de aprendizaje para realizar cambios favorables de forma consciente.
¿Cómo lo estás haciendo tu?